domingo, 19 de octubre de 2008

YUKON, Larger than life

"La influencia física del paisaje tenía su equivalente dentro de mí. Los senderos que recorría no sólo me conducían hacia colinas y ciénagas, sino también hacia mi interior. A partir del estudio de lo que descubría andando, la lectura, mis pensamientos, llegué a una especie de exploración compartida de mí mismo y de la tierra. Al cabo de un tiempo, ambas cosas se identificaron en mi mente. Con la creciente fuerza de algo esencial que se crea a sí mismo a partir de un sustrato ancestral, me vi frente a un apasionado y firme anhelo interior: abandonar para siempre el pensamiento y todas las dificultades que comporta, todas menos los deseos más inmediatos, más directos e inquisitivos. Tomar la senda y no mirar atrás; a pie, en raquetas de neve o en trineo, hacia las colinas estivales y sus tardías sombras heladas. Una hoguera en el horizonte, un rastro de nieve, mostrarían hacia dónde había ido. Dejad que el resto de la humanidad me encuentre si puede."
En algún lugar de la Alaska Hwy. en Yukón

Desde el 20 de agosto hasta el 12 de septiembre hemos estado viajando por el Yukón. Coincidiendo con la llegada del otoño, hemos disfrutado de los espectaculares pasisajes de estas tierras prácticamente deshabitadas. La naturaleza en estado puro. Más de una cincuentena de osos, algunos lobos, zorros, cientos de caribús, alces, águlias...
Tal vez, alguno de esos osos, a las primeras personas que vió en su vida fuimos nosotros. Ese es un motivo más que suficiente para ir al Yukón.

Un oso se asoma al capot del coche en la Dempster Hwy.